¡Año nuevo! la época en la que tomamos un tiempo para reflexionar acerca de lo que hemos vivido y hacemos planes para el futuro. De aquí salen las grandes listas -ya sea en nuestra cabeza o en un papel- de todo lo que no hemos logrado pero que definitivamente vamos a lograr el año que entra. Dentro de estas listas nunca faltan las metas relacionadas a la salud; bajar esos kilitos demás, hacer ejercicios, enseñar a mis hijos a comer saludable y en definitiva crear un ambiente mas sano al rededor de nosotros en todo sentido. Sin embargo la estadística dice que el 92% de estas resoluciones de fin de año fracasan…ya por Marzo o Abril nos rendimos y abandonamos la mayoría de ellas!
¿Cuál es la típica historia? Yo intenté, hice el curso, hice la dieta, aplique las herramientas, pero al cabo de un tiempo, volví a ser quien era… no lo logre… La historia se repite con los niños … Hice todo lo que aprendí, les di las opciones, cambie mi despensa, pero mis hijos no quieren, no me hacen caso y me rendí.
Para crear hábitos saludables en los niños y en nosotros mismos, es importante entender el proceso que implica la creación de un hábito. Pues a veces tener la intensión, las herramientas y la teoría no es suficiente.
Primero que nada entendamos qué es un hábito
Un hábito es algo que haces inconscientemente como cepillarte los dientes, manejar, peinarte, pasarte el hilo dental, atarte la trenza de los zapatos, etc. Es decir, una conducta se transforma en un hábito cuando se interioriza a tal punto que no se requiere de ningún esfuerzo consiente para realizarla.
Ahora entendamos como funciona un hábito en nuestro cerebro
El cerebro funciona como una máquina que tiene programas. Podríamos decir que estos programas son las creencias que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida a través de nuestros padres, experiencia y en definitiva nuestro ambiente.
Estas creencias son el mapa que utilizamos para manejarnos en el mundo. Funciona como una especie de filtro o cortina a través de la cual percibimos lo que sucede a nuestro alrededor.
Gracias a esta cortina – que en algunos casos funciona como un conjunto de prejuicios – para los adultos es más difícil adquirir hábitos saludables, pues implica abandonar una creencia o programa que ya no nos sirve para poder bajar uno nuevo. Un ejemplo sensill0 seria una persona que quiere adoptar una rutina de ejercicios pero no le gusta sudar. Primero tiene que abandonar la creencia de que sudar es incomodo.
En el caso de los niños esto no pasa pues no tienen prejuicios o creencias que sean conflictivas con los hábitos que quieren adoptar. Te has dado cuando que los niños imitan todo lo que ven y escuchan? Son esponjitas que están formando su personalidad pero se dice que ya a los 7 años los niños han hecho la mayoría de los pactos con las creencias que les servirán de mapa para lidiar con el mundo el resto de su vida. Si esto es así, los padres tenemos una gran oportunidad para bajar en ellos programas que promuevan una vida plena y feliz sobre todo en edades tempranas. En este caso, hábitos saludables pues queremos que nuestros hijos hagan buenas elecciones intuitivamente cuando sean adultos.
En el caso de los adultos hay un aspecto muy importante que tener en cuenta: el cerebro humano registra el cambio como una situación de amenaza. Es un instinto de preservación innato y muy primitivo que tenemos los seres humanos, gracias al cual todo lo desconocido se rechaza por miedo al peligro. Es aquí cuando los motivadores dicen: actúa a pesar del miedo! … pues no es lo mismo ser acechados por un tigre que por la posibilidad de cambiar nuestro estilo de vida.
Si estas decidida a adoptar hábitos saludables para Ti y para tus hijos, hablemos de los 3 aspectos fundamentales que hay que tomar en cuenta para la creación de un habito.
El proceso de crear hábitos saludables en los niños
a) Los buenos hábitos no se imponen, se cultivan:
Háblales! explícales por que deben hacer esto o aquello. Dile a un niño que no se para de la mesa hasta que no termine sus vegetales y es posible que los coma mientras esta frente a Ti, pero cuando ese niño se vaya de casa, la rebeldía hará que haga todo lo contrario. Pues su conexión cerebral con los vegetales sera negativa.
Toma en cuenta que después de la imposición viene la rebelión pues todo lo que es prohibido nos atrae. Es por eso que digo a las madres que si un niño tiene la inquietud de probar algo dáselo… es preferible que lo pruebe contigo y disminuya la ansiedad de lo prohibido.
Recuerda que estamos trabajando en estilos de vida y queremos lograr hábitos permanentes, no dietas temporales ni modas.
b) La clave es la repetición:
Sin no hay repetición no hay hábito. Crees que puedes adoptar un habito de ejercicios saliendo a trotar una vez al mes? Lo mismo pasa con los niños. Las opciones saludables deben ser la regla, no la excepción.
En el caso de los adultos recuerda que la única manera de llegar a convertir una conducta en algo mecánico, es lidiando con la incomodad que significa hacerlo todos los días hasta que llega a ser algo inconsciente.
En el caso de los niños ten en cuenta que estudios hablan de la necesidad de ofrecerle hasta 45 veces a un niño un alimento nuevo antes de que se anime a probarlo.
c) Da el ejemplo:
Los niños aprenden mucho más por imitación que por lo que les decimos con palabras. No podemos pretender que tomen agua si nos ven tomando Coca Cola. Tengamos en cuenta que somos sus modelos más importantes, nos imitan de manera inconsciente pues somos su referencia inmediata. Entonces el cambio debe empezar por ti.
Si quieres saber mas acerca de implementar hábitos saludables en los niños, suscribete a mi newsletter pues pronto estaré ofreciendo un programa para padres con todo lo que tienen que saber acerca de nutrición para criar niños saludables y felices.
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