¿Te has montado en un taxi cerrado con aire acondicionado y sentido que te ahoga la “fragancia” del ambiente? ¿Te has bajado y sentido que sigues oliendo a Pino? ¿Lavanda? ¿Apple Cinamon? ¿Lemon Brezze?

Considerando que pasamos un 90% del tiempo dentro de espacios cerrados, hay que poner atención a la calidad del aire que se respira.

Los ambientadores contribuyen en gran medida a contaminar el aire que respiramos porque se encuentran en: taxis, aeropuertos, oficinas, colegios, gimnasios y por lo general en espacios donde hay mucha gente.

No importan si son de gel, aerosoles o pastillas, todos tienen químicos derivados del petróleo que son extremadamente nocivos para la salud.

Los productores de ambientadores no están obligados a listar los ingredientes que componen sus productos, por lo que leer la etiqueta no sirve de nada.

Dentro de estos ingredientes están el Benceno (carcinógeno), los ftalatos (los cuales producen alteraciones en el sistema hormonal), naftaleno (un insecticida), dioxano y acetaldehído (neurotoxinas) y otros químicos que afectan nuestro aparato reproductivo, causan alergias, problemas respiratorios y son tóxicos para nuestro cerebro.

Asumir estos riesgos, por un olor agradable no vale la pena.

Las alternativas naturales y sin riesgos podrían ser:

Para quitar olores: Vinagre blanco, bicarbonato de sodio, aceite esencial de limón.
Para agregar olores: aceites esenciales puros los cuales se pueden usar con difusores para la casa, el carro, colegio o cualquier lugar que se quiera ambientar.

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